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Este artículo es una traducción de la entrevista original.
Guardar un secreto puede evitarnos algún que otro quebradero de cabeza, pero también nos puede dejar un cierto regomello.
El artista americano Joseph Hopkins (aka POH, Seattle, 1993) ha retratado ese sentimiento en Mellow Cotton, una colección de 15 piezas que no han dejado a nadie indiferente.
Durante la inauguración de su exposición individual en Espacio Casamadre en Madrid, pudimos conocer el artista y experimentar en nosotros mismos ese sentimiento generado por la falta de honestidad y el secretismo.
SciGlam: Llegaste a España hace seis años para unas vacaciones y te quedaste. ¿Consideras Madrid una ciudad acogedora para jóvenes artistas?
POH: Desde luego que sí. Creo que la gente en España es mucho más solidaria que en Seattle.
Al principio, cuando empecé a pintar, lo hacía en mi cuarto. Pero en cuanto me lo tomé más en serio, la madre de una amiga, que tenía una sala de exposiciones y un estudio, me metió de lleno en el mundo de arte.
Me presentó a muchos de sus amigos y a gente que pasaba por la galería. Todo el mundo me animaba mucho. Se veía que de verdad querían que tuviera éxito.
En Seattle, por lo general, cuando alguien consigue algo no lo comparten contigo a no ser que seas rico o famoso.
La inauguración de Mellow Cotton en Casamadre fue todo un éxito. ¿Estabas nervioso ese día?
Estaba algo nervioso, pero no por el arte en sí. Estaba más nervioso por el hecho de tener que hablar con tanta gente esa noche.
Algo que sí me inquietaba un poco era pensar: “okay, ¿van a pillar el mensaje que quiero transmitir? ¿Está suficientemente claro en la obra o soy yo el único que se siente así?”
Hablar con la gente durante la inauguración también me ha servido como forma de aprendizaje. Por ejemplo, una señora se interesó mucho por un cuadro donde se ve a tres niños cotilleando el interior de una casa por una ventana. Decía que le recordaba a sus hijos. Es gracioso ver como otra gente interpreta lo que para mi es alguien tratando de mirar dentro y ver lo que está pasando. Me encanta ver cómo la gente encuentra un significado propio a mi obra.
En Seattle, por lo general, cuando alguien consigue algo no lo comparten contigo a no ser que seas rico o famoso.
¿Cómo describes Mellow Cotton?
Se trata de admitir que tienes un secreto, o algo que quieres compartir, pero no puedes porque no es ni el momento ni el lugar adecuado (y quién sabe cuándo llegará el momento adecuado…)
¿Cómo se te ocurrió el nombre de Mellow Cotton?
No significa nada, sólo quería encontrar un nombre divertido. Mellow Cotton suena parecido a melocotón en español. Se me ocurrió en Seattle, y pensé si la gente en España asociaría los dos nombres juntos y lo pronunciaría así. Y así fue. Durante la exposición mucha gente vino y me dijo: “¿es melocotón?” Y fue como: “¡sí!”
En que aspectos de la vida eres más reservado ¿el amor, los miedos, la culpa?
Probablemente sea la culpa, y las cosas de las que no me siento muy orgulloso, lo que más me cuesta compartir. Pero siempre intento ser lo más honesto posible porque se me da muy mal mentir. En cuanto empiezo a mentir se me ve en la cara.
Dices que no te has inspirado en nada ni en nadie para pintar. ¿De dónde sale entonces ese impulso?
Empecé a pintar después de una visita a ARCO. Algunas de las cosas que vi me parecieron geniales, pero otras pensé que las podía hacer yo mismo.
Siempre me ha gustado construir cosas y crear con mis manos —también soy músico— así que pensé: “venga, voy a pintar” y me divertí desde el primer momento. Era difícil, aún me resulta muy difícil, pero es el desafío lo que más me atrae: cometer un error, intentar arreglarlo.
Una vez que ya mejoré la técnica, el desafío estaba en crear el mensaje. Un mensaje que fuera claro, pero no tan claro que se hiciera aburrido.
Como artista emergente, ¿cuáles son los mayores desafíos para hacerte un hueco en el mercado del arte?
En este momento lo que me resulta más difícil es venderme, hablar bien de mí mismo. Pero en este mundillo nadie lo va a hacer por ti, así que hay que hacerlo.
También me hace sentir algo incómodo el hecho de pensar que lo que he pintado está listo para vender y convencer a alguien de que lo compre. Sigo pensando: “a mi me gusta, pero ¿le gustará a la gente? ¿Es lo suficientemente bueno?”
¿Cómo convencerías a las nuevas generaciones de que compren arte?
Ah, esa es una gran pregunta. Con la inflación por las nubes (especialmente de donde yo vengo) y lo que cuesta ganar dinero hoy en día, no hay mucha gente que pueda permitirse un extra para arte. Además, creo que el arte no es para todo el mundo. Mucha gente solo quiere decorar un espacio y se conforma con un poster. Pero si lo que buscan es arte original, les diría que ahorren poco a poco. Al final sentirán que lo que tienen es más valioso. Es algo que querías. Algo que te llama. Algo que cuando entras en la habitación te hace sentir mejor. Es una inversión.
Nunca me compraría una obra que no significase nada para mí solo por el mero hecho de tenerla.
También hay tantos artistas ahora mismo que la oferta es muy amplia. Solo tienes que darte una vuelta por ahí e investigar un poco hasta encontrar lo que más te va. Nunca me compraría una obra que no significase nada para mí solo por el mero hecho de tenerla.
¿Cuáles son los artistas emergentes que más te gustan en este momento?
Probablemente mi favorita es la española Laia García. Me encanta lo que hace. Y también Celia La Calle, esa es mi otra artista favorita en este momento.
De hecho, acabo de volver de una exposición donde he visto el trabajo de las dos en directo por primera vez y ha sido increíble. Definitivamente, ellas son mis dos artistas favoritas.
¿Cuál de estas dos artistas te gustaría ver entrevistada en SciGlam?
Creo que Laia García. Tengo curiosidad por ver lo que os cuenta.
Ya has comenzado a trabajar en nuevas obras, ¿puedes adelantarnos algo?
No tengo ninguna exposición en mente en este momento. Solo pinto todo lo que puedo para seguir mejorando, centrándome en composiciones y figuras. Le estoy dedicando más tiempo a practicar la técnica que a buscar un tema. Pero, sí, al final siempre intento decir algo.
Lo estoy enfocando más hacia que todos somos un mismo pueblo, que pasamos por las mismas cosas y que sentimos igual en todas las partes de mundo (probablemente por todo lo que escuchamos de las guerras en este momento). Es ridículo cuando piensas que estos enfrentamientos han empezado porque crees que alguien es diferente a ti y al final somos todos practicante iguales.
Si pudieras hacer una pregunta a un científico de cualquier campo, ¿cuál sería?
Me fascina el concepto que los humanos tienen del tiempo. Así que me gustaría saber cómo sería un universo sin tiempo (si es que eso es posible) y si el tiempo es una propiedad emergente de algún otro fenómeno.
Esperando respuesta…